La noche más larga de todas

19.04.2020
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No tengo palabras para describirlo, pero todo esto queda resumido en la frase que dice que es un mal sueño, una pesadilla de la noche más larga de todas.
Corría un día cualquiera en la vida común de las personas. Los medios de comunicación en su sección de noticias internacionales daban a conocer lo que pasaba en otro continente. Personas de Asia morían a causa de una enfermedad nueva, pero con un contenido que ya antes se había visto. Cuando el virus traspasó fronteras y llegó a otros continentes se hizo eco de las noticias y ahora ya era de interés internacional. La enfermedad que a más de uno le robaría el sueño, pero también la vida, la llamaron "infección por 2019-nCoV", hasta que el 11 de febrero de 2020 se la conoció oficialmente como COVID-19.


De repente, todo emepezaba a cambiar. Los titulares ya no eran internacionales, ahora eran noticias locales las que aparecían en nuestra pantalla. Los gobiernos empezaban a tomar medidas y otros, solo se burlaban creyéndose los dueños de todo, hasta que los golpeó de una manera tan dura.

Los hospitales pasaron a ser los nuevos hogares de miles de personas alrededor del mundo, pero solo a ellos, porque sus familiares no podían verlos. A quienes cuidaban de esos pacientes los empezaron a llamar "héroes". No me aparto de nada. La gente de mandil y bata tienen un trabajo que salva vidas. Ahora les daban aplausos y honores.

Los abrazos nunca dejaron de ser necesarios, aún con más razón debido a la gran cantidad de problemas, sin embargo no podían darse, porque ahora sólo eran armas en contra de nosotros mismos. La mejor opción era estar a un metro de otro, que luego sumó 50 centímetros más y luego otros 50. En menos de dos semanas nos habían dicho que habia que aplicar el distanciamiento social como en la película de Justin Baldoni, Five feet apart (en español "A dos metros de ti") Nuestros "mejores amigos" para ese entonces eran el alcohol antiséptico, las mascarillas y los guantes.

Los toques de queda se ampliaron y las ciudades grandes de diversos países del mundo colapsaron en sus servicios médicos y funerarios. Fueron momentos de drama entre los ciudadanos que se sintieron abandonados por sus políticos, que cuando es tiempo de campaña le suelen visitar "puerta a puerta" y ahora no había nada de eso.


Las mentiras mal disfrazadas se dejaban ver por doquier. Mientras que personas que sufrían otros males, con otras enfermedades, no eran atendidos por ningún "héroe" de los que nos habían hablado. Pacientes nos tocó ser a todos, e incluso ver la triste realidad cuando vidas por otras causas ajenas se apagaron ante nuestros ojos.

El confinamiento nos unía como familia. Los humanos eran los que tenían que estar en casa. Las aves volaban y en las mañanas aun regalaban algún canto o sonido. El televisor dejó de encenderse por dos motivos: Primero, no nos queríamos abrumar con la situación. Segundo: con cifras irreales, ¿para qué?

El día que se anunciara que todo había terminado, ese día había que replicar esa noticia. Quisiera tener la sensación de que todo ésto solo ha sido un mal sueño y despertar. Que las personas enfermas ganen la batalla.

Lo cierto es que hace años el mundo pudo haber tenido una vacuna, pero la enfermedad de aquella época, aquel SARS, no se extendió tanto y las grandes potencias no fueron afectadas. Caigamos en cuenta, el mundo aún en medio de las crisis sigue actuando bajo su propio interés.

No narro en presente estos hechos, porque algún día estoy seguro que volveré a leer todo esto. Algún día cuando vuelva a amanecer de verdad, cuando todo esto, solo sea un mal recuerdo de la noche más larga de todas.


- Joel Yánez Macías

@joelyanezmacias 

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